Una persona vive de acuerdo a su propia identidad cuando desarrolla su propio potencial. Cuando lo hace es capaz de lograr prácticamente todo lo que se proponga. Conoces a muchas personas así. Lo consigue porque enfoca toda su energía, utiliza toda su inteligencia y entrega todo su amor a desarrollar ese potencial porque eso le apasiona. Entonces entra en estado de flujo y disfruta de lo que está haciendo.
La filosofía para niños que yo practico va en esta línea. Si bien, trabajamos también el espíritu crítico del niño para que se pueda convertir en un ciudadano moral que sepa solucionar sus conflictos dialogando de forma asertiva. Para ello, opinamos y debatimos entre todos sobre conceptos educativos tales como: amor, mentira, miedo, violencia, libertad, atención, esfuerzo, etcétera. Todos ellos fundamentales para sentirse pleno interiormente y para disfrutar felizmente de la vida.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Alienación parental e Identidad

 

En líneas muy generales, la alienación parental se da cuando uno de los progenitores emplea una serie de estrategias basadas en un lenguaje despectivo y en acciones manipuladoras para que sus hijos destruyan los vínculos afectivos que mantienen con el otro progenitor, y así estos se alejen física y emocionalmente de él. Se suele hacer, por ejemplo, porque se busca obtener la custodia exclusiva, por celos, por una nueva relación sentimental del otro progenitor, o para fastidiarle la vida a este.
Aparte de haber hombres que se alienan a sí mismos separándose voluntariamente de sus propios hijos, la estadística nos dice que en un tanto por ciento altísimo es la madre la alienadora. Lo que ella hace es “lavar el cerebro” de sus hijos al menos de tres formas claras: o diciéndoles, por ejemplo, que papá es malo, que nos ha abandonado, que tiene familia nueva, o que no nos quiere; o bien, diciéndoles que cada vez que se van con papá y su nueva familia, mamá sufre y se pone muy triste, llegando, incluso, a llorar delante de ellos; o más grave aún, impidiendo que el padre esté presente en la vida de sus hijos.
Además de su nula moral y del mal que crea en sus propios hijos, este progenitor alienador, sea hombre o mujer, es capaz, incluso, de engañar y manipular a su todo su entorno humano para que le den la razón y hablen mal del progenitor alienado.
Como puedes intuir, es un asunto filosófico en toda regla. Por tanto, ¿cómo afecta filosóficamente este mal a la identidad de los niños? Para que una persona viva de acuerdo a su propia identidad, necesita tener claro “quién es”. Este “quién es” está determinado por su genética y por su entorno cultural. Si se manipula a un hijo para que aparte de su vida a uno de sus padres, tanto la parte genética como la parte cultural se verán mermadas de forma considerable. De esta manera la identidad del niño comenzará a transformarse en una nueva identidad falsa e impuesta por el alienador y basada en unas creencias fuertemente infundadas.
Esto es así, porque funcionamos bajo el ciclo: “acción, sentimiento, valor, acción...” Es decir, que el alienador dice o hace algo, los hijos tienen unas sensaciones al respecto, estas les generan unas valoraciones con las que interpretan eso que han oído o visto, y actúan de nuevo de una determinada manera. Así van construyendo su jerarquía de valores y su identidad, y así viven y vivirán.
De ahí que quien manipula, aparte de no solucionar su propio vacío existencial, intoxica a sus hijos para que les ocurra lo mismo. Se olvida completamente del bien de ellos y se centra en el suyo propio para intentar ser feliz a costa de crear infelicidad en otros. Altísimo egoísmo puro y duro.
Hijos a los que se estaría educando en la mentira y en la manipulación, y que quizá se den cuenta demasiado tarde de ello. Cuando esto ocurre, ninguna de las vidas implicadas tiene sentido, ni las de ambos progenitores ni, por supuesto, las de sus hijos. Todo es falso y ese mal repercute, en última instancia, en toda la sociedad.
¿Y tú, cuidas la identidad de tu hijo?

José Carlos Arroyo Sánchez

Terapeuta filosófico, coach y escritor