LOS DAÑOS DE QUE UN NIÑO MIENTA
Todos mentimos. De manera que estoy seguro de que cualquier niño o niña
miente. ¿Por qué lo hace? Por muchas razones, pero principalmente por una falta
de recursos internos para ser fiel a la verdad, para ser veraz. O lo que es lo
mismo, no es capaz de vivir sin mentir porque está alejado de su propia esencia,
de su identidad. Entonces, busca llenar ese hueco de su interior con algo
externo. Y cuanto más vacío está, más miente. No sabe vivir de otra manera.
Miente por puro interés, por placer o por conseguir cosas. Se centra más en el Tener que en el Ser.
Como este vacío existencial le está afectando cada día, su ego le controla
para poder sobrevivir. Lo hace convirtiéndose en alguien prepotente o, en su
defecto, en víctima. Deja de ser sensible y pasa a ser susceptible. En ese
momento se cree el centro de atención y piensa que los demás le atacan o le
veneran.
Pues bien, Nietzsche dice que "la mentirá más común es aquella con la
que una persona se engaña a sí misma. Engañar a los demás es un defecto
relativamente aparente." ¡Cuánta razón! Para mentir a otro se necesita que
este se deje engañar. A veces sabrá que se le pretende mentir e ignorará a ese
mentiroso. Otras le mentirá y quizá le pille más adelante.
Y es que para mentir se ha de ser muy coherente y tener una grandísima
memoria. ¡No subestimemos al otro! Que creamos que es ignorante no quiere decir
que lo sea. El otro es una persona, no una cosa. Es un sujeto, no un objeto.
Por eso, lo verdaderamente triste, como dice Nietzsche, es que un niño, o
cualquiera de nosotros, se autoengañe. Esto es patológico, porque se trata a sí
mismo como una cosa.
No obstante, si “solo” miente no es muy grave. Mentir es circunstancial. Lo
hace en ciertas ocasiones y el mentido podría perdonarle. Otra cosa es si lo
toma como hábito. Entonces esa mentira se prolonga en el tiempo, con lo
que ya no mentiría, sino que engañaría.
Y ese estado le dotaría de seguridad para creer que podría mentir a cualquiera.
Ahí ya corre mucho riesgo su integridad y el perdón es más difícil.
Sin embargo, la cosa no acaba aquí. Peor aún es traicionar a quien ha
depositado toda su confianza en el mentiroso. A este le hace mucho más daño
emocional. Y en un nivel más alto de falsedad, si cabe, estará si eres tú quien
miente a tu hijo. En ese momento le estarás enseñando a él o a ella a mentir y,
a partir de aquí, mentirá para conseguir algo o para eludir su responsabilidad.
Y lo hará porque obtendrá el resultado que busca mucho más rápido. Le apartarás
de su propia identidad. Le desconectarás de su interior. Si tiene que mentir no
lo dudará. Por tanto, su ego será el que mande.
¡Mucho ojo con mentirle! En el mejor de los casos, omitirá la verdad o dirá
medias verdades, pero el daño ya estará hecho. Ya sabrá que mentir da
resultado. Y como vive en la época de la inmediatez y todo lo quiere ya,
entonces se convencerá de que es imprescindible mentir para conseguir cosas
rápidamente. Mentirá para manipular sin importarle los demás. La ética no
existirá en su vida y para Tener
contento a su ego se apartará de su Ser.
Será infiel a sí mismo.
¿Crees que te digo la verdad?
José Carlos Arroyo
Asesor filosófico, coach, escritor
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